
De nuevo en París, vuelvo a probar numerosas cervezas, esta vez invitado a la mayoría de ellas. Para empezar una normalita pero resultona. Lo mejor, su etiqueta. Aunque no se aprecia, por delante dice (en francés, claro):
Tres siglos de amor a la cerveza. En la de detrás, consejos para reconocer la buena birrra. Juas, juas.